Trevi's Poison

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miércoles, 2 de julio de 2008

Transcripción de la Entrevista en la Revista OK

En la noticia anterior publiqué las fotos que venían en la edición de esta semana de la Revista OK. Pues ahora les traigo la transcripción COMPLETA de la entrevista que viene dentro de dicha revista. ¡Disfrutenla! Pueden encontrarla en Siga Leyendo.


GLORIA TREVI

UN DÍA CON SUS ÁNGELES

A sus 40 años, la cantante se levanta como el Ave Fénix de entre las cenizas, y toma fuerza de sus hijos Ángel Gabriel y Miguel Armando, con quienes pasamos una tarde en las platas de Tampico, Ciudad donde han hecho nido.

Aunque su trabajo le hace estar lejos de casa frecuentemente, cada vez que Gloria Trevi se encuentra en Tampico, donde ahora reside, pasa el mayor tiempo posible con sus hijos Ángel Gabriel y Miguel Armando. Estos pequeñitos de seis y dos años, respectivamente, son el vivo ejemplo de que la diva ha encontrado la estabilidad después de los años difíciles. Su relación con Armando Gómez, iniciada en el 2004, ha sido clave en su recuperación, ya que se siente fuertemente apoyada por él.
Gloria muestra una cara diferente, de gran paz, cuando está con sus niños. El rostro le cambia al hablar de ellos y se infla de orgullo. De hecho, aprovecha un rato libre de nuestra sesión de fotos para mostrarnos el trofeo de karate que acaba de ganar Ángel.
Después de cuatro años y ocho meses en la cárcel, de demandas, conflictos y muchas decepciones, su rostro refleja las experiencias vividas, las cuales, nos dice, le dejaron canas más que arrugas. Parece increíble que tenga 40 años, ya que mantiene un cuerpazo y actitud desenfadada. Su renovada fuerza y trabajo le han traído grandes frutos profesionales. A esto se suma su labor filantrópica con la Fundación Ana Dalai (llamada así en honor a su hija fallecida en Brasil), enfocada en la ayuda a los niños que nacen en las cárceles, a los que viven en la calle. A los enfermos y a los desamparados.
Con estas acciones, casi 11 millones de discos vendidos y cercana a cumplir 20 años de carrera artística, la Trevi ha demostrado que no hay obstáculo para ella.

Muchos pensaron que tu carrera había terminado...
Sé que hay gente que pensó que no me iba a levantar, y hubo quienes creían que el escándalo que viví me traería más éxito. Pero Dios es tan bueno conmigo que sigo adelante porque tengo mucho talento y me la parto trabajando.

¿Has deseado aclarar las cosas con tu público?
No me he detenido a demostrar que soy una buena persona, porque ls personas que me rodean, como mi familia y amigos, tienen su propia opinión de mí. Me he dedicado a ahcer bien mi trabajo, a montar un buen espectáculo en el que la gente viva una catarsis y se emocione, no nada más con canciones que forman parte de nuestras historias de reventones y amores, sino del ahora. Tengo éxitos que me consagraron, pero no vivo del pasado, sino de mi presente.

¿Borrarías cosas de tu pasado?
Lo más importante es no amargarte por lo que te ha sucedido ni querer vengarte de quienes te han hecho daño, sino aprovechar lo positivo para crear cosas hermosas y seguir adelante. No digo que debamos olvidar el pasado, sea bueno o malo, pero tampoco podemos convertirlo en la base de nuestras vidas, ni aunque hubiera sido excelente. No podemos vivir recordando. Del pasado me quedo con el público que me ha demostrada que está conmigo no por ser la cantante de moda, sino porque nuestro amor ha estado en medio de la tempestad y ahí seguimos, nos queremos como somos. A mis fans les debo el pan y la casa con la que puedo cubrir a mi madre y a mis hijos, y se los agradezco besando el piso donde ellos nacieron.

¿De dónde sacaste fuerza en los momentos difíciles?
Pasé momentos difíciles, y lógicamente hubo una época en la que sentía mucha inseguridad. Llegaba a cualquier lugar y la gente me volteaba a ver, así que me preguntaba: “¿Me ven porque les caigo bien, porque les caigo mal, porque estoy bonita, porque estoy fea, por el escándalo, porque creen en mi o porque soy de lo peor…?. Hasta que compuse Todos me miran y dije: “Me ven primero porque soy linda, y después, porque se dan cuenta de que soy Gloria Trevi” (risas). Esa canción me levanta el ánimo.

Hay otra canción que dice mucho de ti: El recuento de los daños…
La letra describe muchas de mis experiencias. Cuando das algo muy hermoso a personas o actividades que no lo merecen, al final sabes que eso que tú entregaste puede haber sido un desperdicios no lo canalizas. No te puedo decir que esa experiencia haya sido algo perdido, porque eso me hizo componer un tema que ayuda a identificarse conmigo y desahogarse. Hace poco viví un momento difícil con mi novio y empezamos a separarnos, por eso compuse El favor de la soledad, esa canción me gusta mucho, pues habla de la situación que estábamos viviendo. Lo que quiero decirte es que nunca considero las experiencias como un fracaso, al contrario, me subo en ellas para estar más fuerte que antes de haberlas vivido.

¿Eres la misma en el escenario que en la vida real?
Claro. En el escenario muestro todas las facetas de Gloria Trevi apasionada, pues soy así cuando amo, me reviento o desprecio. Claro que no enseño a la Trevi tranquila o a la aburrida, porque obviamente también tengo esas caras. Hay gente que dice que soy la misma y quienes afirman que fuera del escenario soy más pacífica. Lo que yo digo es que soy incomprendida (risas).

¿Cómo conociste a tu novio?
No sé si supiste que estive estudiando en el extranjero en un colegio para señoritas recatadas (haciendo referencia a sus días en la cárcel). Me tenían en una torre en donde no me dejaban salir, con dragones abajo. En una ocasión Armando fue a visitarme, pues quería una canción mía para grabarla en un disco, y yo dije: “Igual y le cobro una lana”, porque en verdad la necesitaba. Entonces le di la composición y él, con el pretexto de que la estaba ensayando, me seguía visitando y me fue enamorando. Ahí conocí el amor bonito, ese que te llena de ilusión y que es protector; ahora somos muy felices. Nos peleamos de vez en cuando, pero para tener reconciliaciones intensas (risas).

¿Qué es lo que más te gusta de él?
Todo mundo está acostumbrado a verme como una mujer fuerte, que se defiende, no se deja y aguanta cuando la lastiman… y lo que más me gusta de mi novio es que es protector y me trata como si pudiera romperme. Me encanta tener a alguien en quien pueda esconder mi nariz y ser débil, sentir que me abrazan, romperme y saber que no tengo que demostrar fortaleza.

¿Con tu público sientes el compromiso de dar fortaleza?
Claro. Hay mucha gente que ha sido lastimada y va a verme porque sabe que puede levantarse como yo. Entonces comparto mis momentos de flaqueza o dolor, y es catártico para ambas partes. Siento sobre los hombros la carga de chicos y chicas que pasan por enfermedades, divorcios, maltratos, angustias y se sienten un poco mejor al escucharme.

Además ayudas con tu fundación Ana Dalai…
Ni siquiera considero que ayudo mucho, porque viviendo lo que viví consideró que hago poquito. Quizá debería estar hablando y haciendo muchas más cosas, pero tengo una familia y niños pequeños, por lo que trato de dividirme lo más que puedo. Lo que gago, ni siquiera lo considero ayuda. Tendrías que ser muy hijo de la chingada para haber visto lo que yo y no hacer nada.

¿Qué tipo de mamá eres?
Bien chida, tal vez un poco empalagosa porque, como viajo mucho, cuando estoy con mis hijos los beso y abrazo hasta que se quedan inmóviles. Jugamos mucho a los caníbales enanos –un juego que inventamos-, también con el Nintendo, el Wii y todas esas cosas. Ponemos canciones y bailamos, hacemos coreografías y nos vamos al McDonald’s o al Burger King. Mis hijos son niños normales y les gusta lo mismo que a cualquier chiquito.

Si quisieran entrar al medio artístico, ¿lo permitirías?
No me gustaría, pero los apoyaría sin empujarlos. A Ángel Gabriel le veo un gran talento para la actuación y es un niño muy inteligente, por lo que me agradaría que aprovechara ese cerebro que tiene y un día fuera profesionista, porque a sus seis años ya habla inglés, español, lee, escribe, suma, resta y está aprendiendo a multiplicar y ¡le gusta! EN la noche lee cuentos antes de dormir. Practica karate –ya tiene medalla de oro-, natación violín y tenis. Es algo de verdad irónico, surrealista, porque a mí no me gustaba la escuela y con Ángel tengo un hijo cerebrito.

¿Y Miguel Armando?
El otro chiquito es un cabrón (risas). Me llegan las calificaciones del grande y dicen: “excelente, excelente, excelente”, y del otro, dicen: “Necesita mejorar, necesita mejorar, necesita mejorar”. Felicito a Ángel Gabriel y a Miguel Armando le digo: “eres igual que mamá”, y él me sonría todo emocionado con su dos dientes y sus mejillas rosas. No quiero compara a mis hijos porque cada uno tiene sus cualidades. El pequeño canta súper bien, es muy afinado y es extraordinario.

Entonces tus dos hijos tienen la vena artística…
Sí, pero una cosa es que tengas talento y otra es la vocación. Por ejemplo, yo tengo dos hermanos bien talentosos, pero que no tienen la vocación para esto. No quiero influenciar a mis niños, ya que esta carrera es de mucho oropel. Me gustaría que ellos descubireran lo que en verdad les gusta hacer.

¿Quién ha sido el mayor apoyo en tu vida?
Hubo un tiempo en el que no lo comprendía, pero sin duda, mi madre ha sido siempre mi mayor apoyo. Cuando yo era niña, ella me acompañó a mis primeras audiciones, sin empujarme. Se dio cuenta de que me gustaba esto y de que era un fracaso en la escuela. Cuando cumplí la mayoría de edad ella me pidió que regresara a mi casa y yo no quise. Me peleé con ella porque soy muy decidida cuando tengo un ideal y lucho por él. Obviamente ella quería lo mejor para mí, que en ese momento era casarme con un buen partido (risas), quedarme en mi hogar, estudiar una carrera y, francamente, yo no quería renunciar a la música.

¿Cómo seguiste adelante sin su apoyo?
Me escapé, durante unos meses estuve cantando en los camiones y en fiestas de XV años, cobraba 50 pesos por el show y yo sentía que era un mundo de dinero, pero cuando quise hacer mi primer disco, la busqué y me apoyó. Pensé que me iba a mandar a la tiznada, pero yo creo que pensó: “O la ayudo o se vuelve a ir”. Entonces me prestó dinero y, por supuesto, luego se lo pagué. Mi papá también me ha apoyado mucho, aunque me separé de él muy chiquita, pues ellos se divorciaron. En los momentos difíciles, él corrió hacia mí como si yo fuera todavía un bebé.

¿Sigues teniendo contacto con Sergio Andrade o con algunas chicas del llamado “clan”?
Mira, ni mencionar nombres, sinceramente, porque bastante me parto el alma trabajando. De ahí, ¿qué te puedo decir?, que al final supe quiénes eran mis amigos y quiénes no. De esas épocas sólo sigo en contacto con dos músicos, una que era baterista de Boquitas pintadas (su primer grupo) y su esposo, que es ahora el guitarrista de mi banda, ambos fueron personas honestas, tengo lazos de afecto con ellos y están conmigo.

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