A principio de los noventa, el Bandasha –con su clientela de jóvenes del Cumbres, Regina y Vista Hermosa- hubiera fracasado de experimentar con “Pelo Suelto”. En 1994, el periódico Reforma publicó una encuesta en la que los lectores calificaban al concierto de la Trevi como el peor del año. En aquel entonces, una parte de la sociedad se sentía “agredida” por las irreverencias de una joven que, en realidad, rebasaba cualquier propuesta artística del amoldado showbusiness nacional. Con los años el fenómeno Gloria Trevi se sumó al de la cultura del “chido”, que entonces era “naco” y ahora es cool. “Soy intensa, soy neta, pero nunca fui rebelde sin causa”, dice una Gloria de 41 años, notablemente serena, mientras toma un trago de agua y se acomoda en el sillón de su suite.
Una cosa es muy cierta, el sentido uniqueness de Gloria Trevi es y ha sido categórico. “A los 14 años era una nerd, el patito feo. Me acuerdo del día que me solté el pelo, me vi al espejo y dije ‘no estoy tan fea’. Además ya cantaba y componía, y pensé que Dios me había dado un poco de todo y que tenía que ser para algo”, cuenta. Su estilo radica en su fuerza interior, en una profunda ansiedad de expresar, “Claro que sí, tiene mucho que ver con eso, con la pasión”, agrega. Al parecer, Gloria ha decidido dejar la teatralidad tan desenfadada y enérgica en el escenario. Fuera de éste, ella se mueve sutil; su porte –y vaya que lo tiene- es más silencioso y hasta un tanto reservado. Quizás es la madurez que imprimen los años.
Esta mujer se alzó de entre las cenizas. Ella contaba con millones de seguidores que abarrotaban sus conciertos, intelectuales que festejaban su libertad al expresarse y hasta políticos que la querían sumar a sus campañas para ganar votos (Colosio habló con ella pocos días antes de ser asesinado. A fines de los noventa su carrera se vio perjudicada por un escándalo e interrumpida por un arresto que la llevó a la cárcel. Las demandas hacían parecer a Gloria la antítesis de sí misma. Y el drama adquirió enormes proporciones cuando los medios le entraron con todo en la lucha por el rating. Aquello se convirtió en el caso más polémico que ha dado la industria del espectáculo nacional. Cinco años más tarde, Gloria fue declarada inocente y puesta en libertad. Hoy es una de las cantantes con mayor venta de discos en el país. “Los que me quisieron destruir no se imaginaban que me podía levantar. Lo he hecho ‘por mis huevos’ y Dios es el que me ayudó a ver quién es el amigo y quién era el vampiro que me chupaba la sangre”, afirma.
Mientras muchos personajes públicos se desvanecen después de enfrentar problemas con la ley, ella retoma. Con su más reciente producción, Una rosa blu, ha logrado colocar cuatro sencillos en los primeros lugares demostrándole al mundo una sola cosa: “A mí no me hizo ningún productor. Yo soy compositora, soy la voz y el sentimiento que lo expresa”, agrega e insiste sobre su táctica. “Es una filosofía: la de ir siempre hacia adelante. No hay nada más hermoso que lo que está por venir. No le tengo miedo a la vejez y para mí la esperanza está en el mañana”.
Y mañana justamente, cuando vuele a McAllen, Gloria estará de regreso a su vida familiar. Vive con su esposo Armando y sus dos Hijos. Él los lleva a la escuela mientras ella aprovecha para dormir un par de horas más, pues cuando está fuera de casa descansa poco. “En la tarde vamos a recogerlos juntos y comemos en familia. Después ayudo a Angelito a hacer su tarea; Miguel Armando la libra porque todavía no le dejan. Luego nos vamos a las clases de tae kwon do, de piano o de tenis”, dice. La relación con sus hijos es cercana pero más respetuosa de lo que uno imaginaría. “Soy muy llevada con ellos pero no los dejo decir palabrotas, ni las digo yo”. Y cuando a uno se le sale alguna, y le reclama a su mamá que se las ha escuchado en el escenario, ella argumenta: “Cuando a ti te paguen por decirlas, hablamos”. Eso sí, “Jamás admito que sean groseros con alguien mayor o del servicio, ni conmigo. Como mamá soy cool porque jugamos mucho, pero como soy mujer me respetan”. Además, Gloria está convencida de que a los hombres es importante enseñarles a dar. “Cuando [Ángel Gabriel] tiene novia le dio que de su domingo le compre algo a la chamaca. El niño tiene seis años pero qué tal que ya tiene novia (risas). No las van a comprar con obsequios pero tienen que aprender a ser espléndidos. Basta de ‘regale afecto, no lo compre’. Eso lo inventó un hombre. Para mí es horrible un hombre tacaño y egoísta, o aquel que no lava los platos”, agrega.
Hace quince años, a través de sus canciones y entrevistas, Gloria ponía temas sociales sobre la mesa. México ha cambiado y ella está convencida de haber puesto su grano de arena. Por ejemplo, siempre estuvo a favor de la legalización del aborto aunque a título personal no está de acuerdo con éste. “Las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nosotros, pero la vida es maravillosa”, dice. Hoy vuelve a opinar. Hay mucho por hacer en nuestro país y justamente es ahí donde ella encuentra sentido a lo que vivió en años pasados. “Cuando estaba dentro [de la cárcel], tenía ganas de explicar muchas cosas. En un momento decía ‘si salgo ahorita me voy de misionera al Congo’, en otra etapa quería salir y ser como el Conde de Montecito, vengarme de todos”, cuenta. Pero salió en el momento en que su postura fue excusa tío non patita, acusativo manifestó (excusa no pedida, manifiesta acusación). “Entonces dije: ‘no le voy a explicar nada a nadie, voy a demostrar con hechos. Voy a salir, a trabajar y a hacer lo que sé hacer: música’”.
Además de lanzar discos y regresar a un Auditorio Nacional repleto, creó la Fundación Ana Dalai que ayuda, entre otros desamparados, a los niños que nacen en las cárceles. “Yo no debí haber estado en la cárcel ni un solo día. Ahora lo veo como que Dios confió en mis ojos para que yo viera lo que pasa allá adentro”, dice con respecto a la injusticia que viven las mujeres en los reclusorios. “La mayor parte de ellas son inocentes. Están ahí por un hombre: porque el hijo vendía droga, y ellas la esconden en la casa, llega la policía y se llevan a la mamá, la hermana, la cuñada. Los hombres involucran a las mujeres en los delitos. Las han criado con el clásico ‘obedece a tu padre, a tu esposo’. Entonces la mujer no está acostumbrada a denunciarlos y se sacrifican por ellos”, comenta y agrega que está dispuesta sentarse con los legisladores para mostrarles estadísticas de esta situación, propone que “al hombre que implique a una mujer en un delito, además de su sentencia, le agreguen la mitad de la sentencia de la mujer”. Asimismo, argumenta que hombres y mujeres no pueden ser juagados por la misma vara. “Genéticamente no somos iguales. No podemos cargar con las mismas condenas. Una mujer a los 50 ya no puede tener hijos. Si te condenan 15 años a los 35, seguramente ya no podrás hacer la vida que soñaste”, agrega.
Afortunadamente Gloria sí lo está logrando en todos los aspectos. Por lo pronto, en un par de horas debe estar lista para un concierto privado y su agenda está completamente llena. Últimamente, suele decir que se impresiona cuando está sobre el escenario y escucha la ovación de la gente gritando su nombre, “En el fondo sé que no están gritando mi nombre, sino el suyo”. Ella es espejo. “Creo que mis experiencias son las de todos, aunque las mías puedan ser mucho más intensas. Todos hemos vivido desamores y hemos sido traicionados; alguien nos hay querido hacer sentir que no valíamos, pero todos nos queremos levantar”, asegura. Así, lo irrefutable en Gloria es la intensidad de su pasión, misma que ha sido su principal cualidad, y defecto, su mejor arma y su tormento. “Soy muy intensa, en una relación me entrego por completo y luego me tardo en reconocer si me equivoqué”. Por ejemplo, “yo me envolví en una relación en la que mi lado bueno era utilizado por personas negativas. Si yo le hubiera puesto un alto antes, hubiera llorado bastante menos. Ahora trato de ser más precavida al abrirme pero no puedo vivir en la desconfianza. Además soy acuariana y necesito creer, necesito creer en el amor de los demás”, dice. Por otro lado, la claridad de su mente es impresionante a la hora de componer una canción, y también para contestar un agravio. “Muy poca gente me ha visto enojada, sin embargo en ese momento casi puedo ver cómo mi lengua va cortando la piel ajena. Después me arrepiento. No me gusta sentir el sabor de la sangre”.
Con su yin y su yang, ella se siente una mujer realizada. Antes tenía amor, familia y trabajo pero en dosis pequeñas. “Y sobre todo con mucha soledad y muchas razones para llorar”, comenta. Este 2009, acaba de casarse y festejará 20 años de carrera. “Tenía que ser ya porque no quería parecer momia de Guanajuato”, bromea. Habla de estar pasando por el mejor momento de su vida, pero según dicta su filosofía, seguramente lo mejor está por llegar.
Ya no hay nadie que la tenga. Ella corrige: “Dios es el único [que me puede detener], de ahí en fuera nada lo ha hecho. En momentos en donde no podía expresarme yo seguía componiendo. Hubo un momento muy difícil, cuando perdí a mi hija. Pero abrí mis ojos ante muchas otras cosas. Ana Dalai fue un ángel que vino a salvarme y yo tengo que ser cada vez mejor ser humano para poder reencontrarme con ella”.
Esperen pronto las fotografías en excelente calidad.
Esta mujer se alzó de entre las cenizas. Ella contaba con millones de seguidores que abarrotaban sus conciertos, intelectuales que festejaban su libertad al expresarse y hasta políticos que la querían sumar a sus campañas para ganar votos (Colosio habló con ella pocos días antes de ser asesinado. A fines de los noventa su carrera se vio perjudicada por un escándalo e interrumpida por un arresto que la llevó a la cárcel. Las demandas hacían parecer a Gloria la antítesis de sí misma. Y el drama adquirió enormes proporciones cuando los medios le entraron con todo en la lucha por el rating. Aquello se convirtió en el caso más polémico que ha dado la industria del espectáculo nacional. Cinco años más tarde, Gloria fue declarada inocente y puesta en libertad. Hoy es una de las cantantes con mayor venta de discos en el país. “Los que me quisieron destruir no se imaginaban que me podía levantar. Lo he hecho ‘por mis huevos’ y Dios es el que me ayudó a ver quién es el amigo y quién era el vampiro que me chupaba la sangre”, afirma.
Mientras muchos personajes públicos se desvanecen después de enfrentar problemas con la ley, ella retoma. Con su más reciente producción, Una rosa blu, ha logrado colocar cuatro sencillos en los primeros lugares demostrándole al mundo una sola cosa: “A mí no me hizo ningún productor. Yo soy compositora, soy la voz y el sentimiento que lo expresa”, agrega e insiste sobre su táctica. “Es una filosofía: la de ir siempre hacia adelante. No hay nada más hermoso que lo que está por venir. No le tengo miedo a la vejez y para mí la esperanza está en el mañana”.
Y mañana justamente, cuando vuele a McAllen, Gloria estará de regreso a su vida familiar. Vive con su esposo Armando y sus dos Hijos. Él los lleva a la escuela mientras ella aprovecha para dormir un par de horas más, pues cuando está fuera de casa descansa poco. “En la tarde vamos a recogerlos juntos y comemos en familia. Después ayudo a Angelito a hacer su tarea; Miguel Armando la libra porque todavía no le dejan. Luego nos vamos a las clases de tae kwon do, de piano o de tenis”, dice. La relación con sus hijos es cercana pero más respetuosa de lo que uno imaginaría. “Soy muy llevada con ellos pero no los dejo decir palabrotas, ni las digo yo”. Y cuando a uno se le sale alguna, y le reclama a su mamá que se las ha escuchado en el escenario, ella argumenta: “Cuando a ti te paguen por decirlas, hablamos”. Eso sí, “Jamás admito que sean groseros con alguien mayor o del servicio, ni conmigo. Como mamá soy cool porque jugamos mucho, pero como soy mujer me respetan”. Además, Gloria está convencida de que a los hombres es importante enseñarles a dar. “Cuando [Ángel Gabriel] tiene novia le dio que de su domingo le compre algo a la chamaca. El niño tiene seis años pero qué tal que ya tiene novia (risas). No las van a comprar con obsequios pero tienen que aprender a ser espléndidos. Basta de ‘regale afecto, no lo compre’. Eso lo inventó un hombre. Para mí es horrible un hombre tacaño y egoísta, o aquel que no lava los platos”, agrega.
Hace quince años, a través de sus canciones y entrevistas, Gloria ponía temas sociales sobre la mesa. México ha cambiado y ella está convencida de haber puesto su grano de arena. Por ejemplo, siempre estuvo a favor de la legalización del aborto aunque a título personal no está de acuerdo con éste. “Las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nosotros, pero la vida es maravillosa”, dice. Hoy vuelve a opinar. Hay mucho por hacer en nuestro país y justamente es ahí donde ella encuentra sentido a lo que vivió en años pasados. “Cuando estaba dentro [de la cárcel], tenía ganas de explicar muchas cosas. En un momento decía ‘si salgo ahorita me voy de misionera al Congo’, en otra etapa quería salir y ser como el Conde de Montecito, vengarme de todos”, cuenta. Pero salió en el momento en que su postura fue excusa tío non patita, acusativo manifestó (excusa no pedida, manifiesta acusación). “Entonces dije: ‘no le voy a explicar nada a nadie, voy a demostrar con hechos. Voy a salir, a trabajar y a hacer lo que sé hacer: música’”.
Además de lanzar discos y regresar a un Auditorio Nacional repleto, creó la Fundación Ana Dalai que ayuda, entre otros desamparados, a los niños que nacen en las cárceles. “Yo no debí haber estado en la cárcel ni un solo día. Ahora lo veo como que Dios confió en mis ojos para que yo viera lo que pasa allá adentro”, dice con respecto a la injusticia que viven las mujeres en los reclusorios. “La mayor parte de ellas son inocentes. Están ahí por un hombre: porque el hijo vendía droga, y ellas la esconden en la casa, llega la policía y se llevan a la mamá, la hermana, la cuñada. Los hombres involucran a las mujeres en los delitos. Las han criado con el clásico ‘obedece a tu padre, a tu esposo’. Entonces la mujer no está acostumbrada a denunciarlos y se sacrifican por ellos”, comenta y agrega que está dispuesta sentarse con los legisladores para mostrarles estadísticas de esta situación, propone que “al hombre que implique a una mujer en un delito, además de su sentencia, le agreguen la mitad de la sentencia de la mujer”. Asimismo, argumenta que hombres y mujeres no pueden ser juagados por la misma vara. “Genéticamente no somos iguales. No podemos cargar con las mismas condenas. Una mujer a los 50 ya no puede tener hijos. Si te condenan 15 años a los 35, seguramente ya no podrás hacer la vida que soñaste”, agrega.
Afortunadamente Gloria sí lo está logrando en todos los aspectos. Por lo pronto, en un par de horas debe estar lista para un concierto privado y su agenda está completamente llena. Últimamente, suele decir que se impresiona cuando está sobre el escenario y escucha la ovación de la gente gritando su nombre, “En el fondo sé que no están gritando mi nombre, sino el suyo”. Ella es espejo. “Creo que mis experiencias son las de todos, aunque las mías puedan ser mucho más intensas. Todos hemos vivido desamores y hemos sido traicionados; alguien nos hay querido hacer sentir que no valíamos, pero todos nos queremos levantar”, asegura. Así, lo irrefutable en Gloria es la intensidad de su pasión, misma que ha sido su principal cualidad, y defecto, su mejor arma y su tormento. “Soy muy intensa, en una relación me entrego por completo y luego me tardo en reconocer si me equivoqué”. Por ejemplo, “yo me envolví en una relación en la que mi lado bueno era utilizado por personas negativas. Si yo le hubiera puesto un alto antes, hubiera llorado bastante menos. Ahora trato de ser más precavida al abrirme pero no puedo vivir en la desconfianza. Además soy acuariana y necesito creer, necesito creer en el amor de los demás”, dice. Por otro lado, la claridad de su mente es impresionante a la hora de componer una canción, y también para contestar un agravio. “Muy poca gente me ha visto enojada, sin embargo en ese momento casi puedo ver cómo mi lengua va cortando la piel ajena. Después me arrepiento. No me gusta sentir el sabor de la sangre”.
Con su yin y su yang, ella se siente una mujer realizada. Antes tenía amor, familia y trabajo pero en dosis pequeñas. “Y sobre todo con mucha soledad y muchas razones para llorar”, comenta. Este 2009, acaba de casarse y festejará 20 años de carrera. “Tenía que ser ya porque no quería parecer momia de Guanajuato”, bromea. Habla de estar pasando por el mejor momento de su vida, pero según dicta su filosofía, seguramente lo mejor está por llegar.
Ya no hay nadie que la tenga. Ella corrige: “Dios es el único [que me puede detener], de ahí en fuera nada lo ha hecho. En momentos en donde no podía expresarme yo seguía componiendo. Hubo un momento muy difícil, cuando perdí a mi hija. Pero abrí mis ojos ante muchas otras cosas. Ana Dalai fue un ángel que vino a salvarme y yo tengo que ser cada vez mejor ser humano para poder reencontrarme con ella”.
Nota y Entrevista: Laura Manzo
Transcripción: Fhaps, Trevi's Poison
Transcripción: Fhaps, Trevi's Poison
Esperen pronto las fotografías en excelente calidad.
1 TreviComentarios:
Fernando te sacaste un 10 con esta entrevista =)
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